sábado, 7 de marzo de 2015

Amores de Barco


A bordo de un barco, las reglas cambian. El amor como todos los demás aspectos de la vida diaria, tiene en los navíos otra connotación, a la que debemos adaptarnos, si es que elegimos la vida de tripulante. Pero no todos los amores de a bordo manejan el mismo telón de fondo, ni las mismas motivaciones; sin embargo y aunque cada situación y cada historia, sean diferentes, la recomendación para los amores de barco es, aunque suene irónico, no involucrar demasiado al corazón.

Tipos de amores

1. Amores de barras













No confundir con las barras del bar (que suelen haber varios en los navíos). Cuando a barras me refiero, hablo específicamente de las graduaciones de oficial que los tripulantes de mayor rango, suelen ostentar en los barcos de crucero y que se reconoce por el número de barras o por su anglicismo 'stripes', que suelen portar en los hombros (cuando el uniforme es regular) o en las mangas (cuando se encuentran en traje formal). Las barras, especialmente cuando son portadas por un tripulante del género masculino, suelen desatar en su contraparte femenina, un tipo de interés emocional, que suele estar más relacionado con la posición, billetera y tipo de cabina del individuo en cuestión, más que en sus bonitos sentimientos o intenciones de formalizar algo serio. Un tripulante con barras, difícilmente estará solo a bordo del crucero. Aunque cabe aclarar, que la mayoría son conscientes de que es su posición la que resulta atractiva, por lo que suelen saltar de una tripulante a otra en el 60% de los casos. Los oficiales (dependiendo en gran parte de su origen y trayectoria), tienden a agasajar a la dama de turno, con detalles especiales, invitaciones y un sinnúmero de comodidades, muy apreciadas a bordo y que normalmente mantienen el flujo de la relación durante varios meses o en el mejor de los casos, un contrato completo.


2. The Beauty Girl













Suele suceder que las mujeres (sin importar la posición), atraen un número importante de pretendientes, esto debido a que la proporción hombre-mujer a bordo de los barcos oscila en números de 10 a 3, no obstante, ciertos ejemplares femeninos con mayor atractivo físico, suelen ser cortejadas de una forma mucho más insistente y en general, este tipo de chicas, tienden a escoger demasiado antes de acceder a involucrarse emocional o físicamente con alguien; la parte mala de la historia, es que una vez elegido el afortunado sujeto, la dama en cuestión suele convertirse en la clásica mujer trofeo, que es llevada de babor a estribor y de popa a proa, con el único fin de ser exhibida ante el resto de la tripulación como un mero objeto de conquista, al más puro estilo de las cavernas. Poco importa si la chica tiene o no el cerebro suficiente para entablar una conversación básica; una vez superada la etapa de cortejo, la relación suele convertirse en una exhibición y demarcación de territorio a lo macho alfa y al contacto físico para saciar necesidades básicas. Debido al genotipo de este ejemplar, generalmente estas chicas trabajan en departamentos como belleza, entretenimiento y sus similares, aunque suelen encontrarse algunas, en otros no tan populares, pero al final, el juego macho alfa-mujer trofeo se mantiene.


3. Cuestión de tamaño







Cualquier día el noticiero sorprende con estudios, encuestas, mediciones o cualquiera de sus similares, sobre el tamaño del pene y del busto a nivel mundial. Cuando se está sentado en casa, con acceso a lo que afortunada o desafortunadamente, el entorno facilita, no hay mucho para escoger, pero a bordo de los barcos donde decenas y decenas de nacionalidades confluyen en un ambiente pequeño, este tipo de información cobra importancia y entonces los tripulantes suelen recordar cosas como el tamaño del busto en las alemanas, colombianas y venezolanas y las chicas traen a la mente el recuerdo de las mediciones en algunos países de la sabana africana, lo interesantes que pueden resultar los chicos holandeses cuando de tamaño se trata y lo poco afamados que llegan a ser los asiáticos. Así más de uno confirma lo dicho por los estudios, otros derriban mitos y otros deciden continuar con sus propias investigaciones, eso sí, sin involucrar demasiado corazón en esta tarea.


4. Un cierto movimiento de cadera











Aquí se aplica la premisa de: "Si sabes moverlo en la pista, sabes moverlo en la cama", la cacería de estos ejemplares con quiebre de cadera que provoca demencia, suele tener lugar en las fiestas para la tripulación, en las que debe haber mucho de ritmos sensuales y poco de electrónica. Aquí, cabe aclarar tienen todas a su favor los hombres y mujeres de origen latino y algunos de origen anglosajón que se han interesado por los ritmos más movidos. El sujeto debe ser capaz de moverse al compás de un número importante de ritmos diferentes, sostenerse en la pista por periodos superiores a 30 minutos sin descanso, bailar hasta que el DJ cierre la fiesta y en el raro caso en que se encuentre sentado por un periodo mayor a cinco minutos, balancearse en su sitio al ritmo de la música.


5. Un cigarrillo y un café












No siempre la vida a bordo es fácil y el cigarrillo, los energizantes y el café, suelen ser lo que para la mayoría de los mortales el jugo de naranja en las mañanas; es frecuente entonces, que aquellos que coinciden con frecuencia en los bares, a cualquier hora del día mientras fuman con desespero o van por la octava taza de mal café del día, sientan una irrefrenable atracción bohemia, que por lo general termina en un enredo con fines mucho más sentimentales que los cuatro anteriores aquí mencionados.




Lo más importante de los amores de barco, sin embargo, es recordar que como lo dije en otra entrada, la mayoría de estas relaciones tienen un carácter poco real, que suele quedarse en las nostalgias del océano, cuando la vida real o normal, nos reclama de nuevo. Por lo tanto, la recomendación más apremiante es: con el corazón en el mar, pero con los pies sobre la tierra.

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