miércoles, 4 de marzo de 2015

Una europea a la americana


Mientras estudiaba periodismo, tuve que leer hasta decir ' 'no más', infinidad de textos sobre temas tales como "Interculturalidad" "Intercambio Cultural" "Globalización" "Retroalimentación entre sociedades", y cualquier cantidad de términos, que como diría una tristemente célebre mujer de mi país 'se complementan uno con uno, el otro con el otro, del mismo modo y en sentido contrario'.

Sin embargo, cuando vamos a los hechos de lo que el intercambio cultural supone, en términos de una vivencia propia, podríamos agregarle más de un adjetivo a los dichosos textos que los pensadores alemanes del lenguaje comunicativo, le imprimieron en su momento. En los barcos se vive más que un intercambio, un entretejido cultural, que en palabras de molde se ven muy bonitas y pronunciarlas reviste incluso cierta elegancia: sin embargo y aunque los docentes que tuve por allá en el cuarto semestre, casi me acribillan al afirmar que una cultura siempre tiende a imponerse sobre la otra y a hacernos perder un poco de nuestra identidad originaria, hoy les puedo decir que su análisis está muy romántico y estilizado desde sus escritorios, pero vivir la realidad (la verdadera, que se vive en la calle y no en las universidades de Alemania y Francia), da resultados para el papel un poco distintos.

Ella aterrizó en La Florida procedente de Europa, un día antes de abordar su barco, y aunque con la ventaja que el haber nacido en Europa le daba, había recorrido muchos países y diversos lugares, lo cierto era que nunca antes había estado en América. Al arribar de noche, no pudo fijarse demasiado en las características de los edificios, pero a simple vista le parecieron luminosos, aunque desabridos y carentes de aquel brillo de majestuosidad que brinda aquello que es antiguo y que en Europa, podía ver por doquier. El día siguiente, transcurrió entre los trámites propios de abordaje del barco, los afanes de instalarse a bordo, y el estrellarse contra una realidad tan distinta de cualquiera imaginada, que siempre experimenta un tripulante, cuando ingresa por primera vez a un navío.

Sin embargo el choque más fuerte vino después, cuando al iniciar aquella vida desconocida, la conducta y forma de llevar las cosas en aquel barco americano, le marcó la misma diferencia que halló aquella noche de su arribo, entre los edificios monumentales pero vacíos en su modernidad, y las columnas de los palazzos adornados, en su ahora lejana Europa.

Todos poseemos un acento diferente al hablar, y cuando lo trasladamos a una lengua que no es la transmitida por la vía materna, por lo general termina siendo una mezcla entre las palabras correctamente pronunciadas del idioma recién aprendido y el acento original del idioma que se habla, por lo tanto sumado al reto de perfeccionar a velocidad de la luz el idioma inglés, se sobreimpuso la exigencia que su mánager decidió recalcarle desde el primer 'Good morning' que escuchó de su boca.

-'Tu acento, es demasiado marcado y tu voz demasiado fuerte, recuerda que trabajas en un lugar de armonía y tranquilidad.'-

Lo que al principio pareció una simple observación, terminó conviertiéndose en un comentario reiterativo y hasta en un llamado de atención formal, cuando del acento y del tono de voz, nuestra europea pasó a justificar con su carácter, que los dos anteriores, tenían sustento en un orígen específico y en el producto de la cultura de su país, en el cuál había sido criada toda su vida.

Seguido a lo anterior y sin ánimo de sonar como un cliché, el pasajero de origen norteamericano, puede en ocasiones tornarse sensible y para el tripulante, puede resultar difícil abordarlo de una forma exitosa y sin que se sienta aludido o atacado. Entonces la europea de nuestra historia se encontraba a menudo en situaciones coyunturales, donde fuera de verse obligada a suprimir su carácter, a neutralizar su tono de voz de forma ridícula, a esforzarse porque su acento sonara lo más americano posible y a responder de manera tonta, pero complaciente, un sinnúmero de preguntas absurdas, (para mayores referencias, consultar la entrada "De preguntas  estúpidas y otros recuerdos de los pasajeros), sentía que estaba en un sitio que no era el suyo, donde la obligaban a actuar y comportarse de una forma antinatural con sus costumbres, hacían burla de su acento y no la aceptaban como si lo hacían con muchos otros, que aunque con diferente acento, tenían por idioma original el mismo inglés, que a ella tantos dolores de cabeza, le daba cada nuevo día, y en conclusión donde la discriminaban y en ciertos puntos ridiculizaban, por el simple hecho de ser distinta y proceder de una cultura distinta.

Muy segura estoy de mi parte, y habiendo sido testigo presencial de estos hechos, de que los teóricos de la comunicación como Habbermas, Kappler y Lasswell, se hubieran replanteado un par de veces sus argumentos sobre las culturas comunicativas y el intercambio cultural: porque tristemente no era el caso donde dos culturas se retroalimentaban la una con la otra y enriquecían sus orígenes, este era el caso dónde una cultura, se imponía salvajemente sobre un miembro indefenso y solo de otra muy distinta y a fuerza de costumbre y presión, intentaba absorberlo para sí.

Y adelantándome a lo que muchos de ustedes estarán pensando, sobre que una cosa es actuar para tratar de adaptarse a un ambiente laboral agresivo y sortear las diferencias marcadas entre los diferentes nichos culturales y otra cosa dejarse absorber por este sistema cultural en el que el individuo vivirá sólo por un tiempo, la parte que confirma mi teoría planteada, en el cuarto semestre de periodismo, vino cuando tras finalizar un contrato de nueve meses, sobrevivir a la selva flotante del barco y a la presión para actuar (aunque en apariencia sólo fuera eso) diferente, frente a una sociedad cultural y evolutivamente distinta, nuestra europea se encontró en su país de origen, capacitándose para un trabajo similar, esta vez en su idioma, con su acento, su gente y sus reglas conocidas, y la capacitadora le dijo frente a todos:

'-Por favor, debes moderar tu actitud, debes recordar que esto es Europa y tú estás muy americanizada.-'

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